LA REVOLUCIÓN DE LOS CIENTOS CUARENTA

A principios del siglo XX, la gente requería de la prensa escrita para conocer el acontecer mundial.  Sin duda, ya en aquellos días, la velocidad de las comunicaciones (asistida de instrumentos novedosos como el telégrafo y el teléfono), replicadas mediante la prensa escrita, generaba un entendimiento a gran escala de lo que sucedía a través del globo.  Sin embargo, en muchas ocasiones, las noticias podían tardar días o semanas en conocerse a escala mundial.  Esto, a pesar de que en las grandes urbes, los diarios en ocasiones salían en doble edición; la matutina y la vespertina.

En la década de los veintes, surgió un nuevo elemento que revolucionó la comunicación: La Radio.  Este nuevo invento, que trasladaba la voz y las ideas por el aire, acercó de manera aún mayor, a toda la humanidad.  Poco después, aparece la televisión, y sin lugar a duda, el mundo dejó de ser inaccesible por su tamaño, por las distancias, y por el tiempo:  Ahora el telespectador se podía trasladar a través de la vista, a cualquier lugar, a cualquier momento, a sentir por la visión la historia del mundo, y sin duda del ser humano.

Pese a que la modernidad cambió a la humanidad, la comunicación permaneció a través de todo el siglo veinte, como un monopolio de los medios y de las grandes empresas de la comunicación.  La información que se transmitía, y por ende que se compartía con las masas, con los pueblos, era siempre lo que el poderoso quería que escucharan.  Todo aquel que buscaba dar a conocer ideas, debía luchar contra gigantescos obstáculos para compartir sus ideas y aspiraciones.

El mundo actual ha logrado finalmente romper con este cerco y control de los grandes consorcios.  No es de extrañarse que en los últimos dos años hayan comenzado revoluciones y movimientos sociales por todo el mundo:  Todo esto es una consecuencia de las redes sociales.  Es indudable que los pueblos del mundo árabe, como punto de partida, estaban desde hace mucho tiempo cansados y resentidos por la calidad de sus gobiernos.  Sin embargo no encontraban el camino para organizarse, para entenderse, para planear y proyectar un mundo mejor.  Ahora tienen el elemento faltante, gran motor de escape del control.

Sin duda el mecanismo más extraordinario, a partir de su simpleza, es la red social conocida como Twitter.  La premisa es sencilla:  Escribes mensajes de hasta 140 caracteres.  Es todo.  Sin más complicación.  La gente se sigue en Twitter, no son necesariamente amigos, se leen unos a otros, y en ocasiones, se leen mutuamente, y hasta se dialoga.

Su portabilidad permite portarla en todo momento, ya que los archivos que se generan y envían por Internet, tienen el mismo peso que un mensajito de celular, por lo que hasta los teléfonos más sencillos, son capaces de compartir 140 caracteres.  Ahora el mundo dialoga.

Todo el que tiene algo que decir, lo puede hacer.  Aún cuando uno se encuentra con mucha trivialidad en lo que se escribe, con los pensamientos cotidianos de muchos, también se discute y razonan las ideas, se contraponen posturas, se pelea y se acuerda.

Gracias a esta red, auxiliada de Facebook (red social con más de 500 millones de usuarios, de los cuales la mitad se conecta al menos una vez al día) conocemos al instante lo que sucede en todo el planeta, ya no existe en el mundo un monopolio de la información.  En este sentido, se puede decir, la humanidad ha escalado un peldaño más hacía la libertad.

Gente tan extraordinaria como Yoani Sánchez comparten, a pesar de las dificultades técnicas que representa enviar un mensaje por Twitter desde Cuba, sus ideas, su lucha y su esperanza.  Se logra generar en lo inmediato un entendimiento del pensar del otro.  Crece de manera continua el gran inconciente social, y con ello, se gesta un nuevo mundo.  Un lugar en donde sea imposible controlar a través de la desinformación.

¿Bueno? ¿Malo? Difícil de definir.  Sin duda será un cambio.  Estar adentro de los pensamientos de otros todo el día, puede resultar complicado.  Se puede generar una cercanía distanciada, ajena, pero permanente.  Esperemos que las siguientes generaciones sepan controlar el cúmulo de información al que siempre tendrán acceso inmediato.

Esto es sin duda, una revolución que inicia en ciento cuarenta caracteres, pero será difícil definir hacía donde irá.

Por: Agustín Yáñez Figueroa @agusyanez

IT Legal Solutions, S.C. @itlegalmx

*** Originalmente publicado en la revista cream.mx

WATSON Y EL FUTURO DE LA INTELIGENCIA

En 1997, una computadora de nombre “Deep Blue”, derrotó en un torneo de ajedrez al campeón mundial de aquel momento, Gari Kaspárov; y pese a las críticas lanzadas por el campeón humano, la súper computadora construida por IBM, probó los alcances que para aquel momento se habían logrado con la informática.

Catorce años más tarde, IBM ha vuelto a hacer historia:  La presentación del súper computador “Watson”, ha vuelto a demostrar el grado de avance que la tecnología informática tiene.

Watson, una computadora del tamaño de una habitación, fue específicamente diseñada para competir en contra de seres humanos en un popular programa de Estados Unidos, “Jeopardy”.  La mecánica de este programa, exige de los competidores amplia cultura y agilidad mental, ya que las “respuestas” que da el anfitrión del programa abarcan todas las ramas del conocimiento; desde las ciencias hasta el entretenimiento.  Los competidores deben contestar en formato de pregunta a las cuestiones planteadas.

El enfrentamiento entre el cerebro de Silicio de Watson, se dio en contra de dos grandes campeones de este programa.  Dos personajes que juntos han sido de los más destacados en toda la historia de Jeopardy.  Increíblemente; fueron derrotados.

Debemos entender que este logro no es sencillo:  El súper computador tenía en primer lugar, que reconocer la voz del presentador, identificar el sentido de las respuestas dadas, y poder interpretar el sentido específico de lo que se solicitaba.  Sin duda, lograr esto con constancia no es un trabajo sencillo, y pese a lo rebuscado de algunas respuestas, y lo complejo de otras, Watson fue el vencedor del enfrentamiento.

Sin duda, el involucrar en un programa de concurso a una maquina, no es lo trascendente.  Lo importante de esto es el cambio que suscita un equipo de computo con tales capacidades.  En pocas palabras, Watson logra un pensamiento reflexivo.  Las aplicaciones son infinitas, desde la medicina, hasta la educación, el tener procesamiento informático de estos matices, seguramente ofrecerá nuevas oportunidades de desarrollo para muchos sectores.

Watson representa sin lugar a duda, una aproximación a las maquinas inteligentes, un futuro con cerebros de silicio, con inteligencias artificiales.  Gran responsabilidad tendremos los humanos ante este suceso.  Asimov trata mucho a la robótica, y establece inclusive en sus novelas las reglas de convivencia de los robots en su relación con los humanos.  En otras historias de la ciencia ficción la humanidad se enfrenta a las maquinas inteligentes descarriadas, y que acaban por dominar a los humanos.  Sin duda el planteamiento hacía el futuro que esto plantea es algo que se debe de planear y estudiar a fondo.

Por: Agustín Yáñez Figueroa @agusyanez

IT Legal Solutions, S.C. @itlegalmx

*** Originalmente publicado en lamuertedelpapel.com

Los Derechos de Autor en la Era Digital

Existe un gran debate internacional con relación a la problemática que los avances de la tecnología representan para los titulares de Derechos de Autor.  Se gesta incluso, un acuerdo denominado el ACTA que busca responsabilizar a los proveedores locales de Internet, con la supervisión de las actividades de descarga que realicen sus clientes.  El ACTA es muy mal vista en las comunidades de cibernáutas, pues se considera que se dotaría tanto a proveedores de internet como a los gobiernos con facultades de intromisión en sus actividades mucho más allá de lo que se pretende.  Los cibernáutas consideran que no solo se fiscalizarán sus actividades relacionadas con las descargas que realicen, sino respecto a absolutamente todo lo que hagan; violentando absolutamente su derecho a la privacidad, y dotando a los gobiernos de herramientas de censura y control.  Esto indudablemente sería muy dañino para el espacio público de expresión que es el ciberespacio.

En el otro lado de la problemática, el control añejo que se ejerce por las grandes compañias de medios sobre los Derechos de Autor, priva al consumidor de acceso a una gran diversidad de programas por la forma como se distribuye el contenido en los medios.  Un claro ejemplo lo tenemos ahora con los Juegos Olímpicos de Invierno.  Por fortuna para los mexicanos, Canal 22, que me ha parecido bastante serios, transmite estas justas, pero la realidad es que ha sido de una forma muy limitada.  Se ha presumido mucho durante estos juegos de los grandes avances que la tecnología han dado a la justa de invierno, ya que hay mejores tomas y formas de apreciar los eventos, sin embargo, el problema permanece:  La realidad es que vemos lo que Canal 22 pasa, y se acabo.

Se debe usar la tecnología para acercar a las masas a los espectáculos.  Ya existe la capacidad para lograr que haya canales enteramente dedicados a la transmisión de las justas deportivas, como sucede por ejemplo con el pago por evento en otros deportes.  Para ello, el internet sería un vehículo extraordinario de transmisión:  Si los juegos estuvieran disponibles en red, la gente podría ver los eventos completos, a su conveniencia, y sin tener que esperar que lo transmita una televisora, ya que como estamos ahora, vemos lo que ellos quieren.  Esto es algo que el COI debe analizar para las justas de Londres.

Retomando el problema que representa la perdida de la capacidad de controlar la distribución de los derechos de autor, por parte de sus títulares, se debe realizar una seria reflexión al respecto:  Antes de la llegada del internet, para ilustrar el problema con un ejemplo, se requería de las casas distribuidoras de música, pues esta era la única forma viable de que se conociera y distribuyera la obra de un artista.  Vemos como ahora esto ya no es así, en muy diversas plataformas virtuales, los artistas pueden dar a conocer su obra, por lo que se vuelven intrascendentes las casas de distribución de música.  Lo mismo, a diferentes escalas, sucede con los demás ámbitos de los derechos de autor.

La pregunta es que hacer al respecto.  El ACTA pretende solucionar a través de ferreos controles el uso ilegal de obras originales de artistas, pero a un costo que parece muy elevado para la sociedad, ya que la privacidad se vulneraría por ello.  Sin embargo, y a la par de esto, una solución para el conflicto de los derechos de autor ya existe, es sencillo, eficiente, y todos los interesados saldrían beneficiados:

El esquema utilizado en países como Australia para regular el uso del internet es muy innovador y ofrece la solución que se busca a escala global:  La solución para remendar las leyes de derechos de autor, simplemente requiere que se cobre al usuario de internet una prima por descarga, esto es, en la mensualidad que se cobra a cada usuario, se le incluye una determinada cantidad de información que puede bajar de internet.  Imaginemos un escenario:  Rento mi internet por 350 pesos, y esto me incluye 2 gigabytes en descargas, superada esta cantidad, se me empezaría a cobrar un monto fijo por cada megabyte extra descargado.  Hecho esto, el dinero recabado por los proveedores se envía a una oficina central en cada país, quien a prorrata pagaría a los titulares de derechos de autor.  Para determinar cuanto se pagaría a cada artista, dependería de la cantidad de veces que usuarios ingresaran a descargar dicho contenido.  Indudablemente se requeriría de la infraestructura informática para valorar esto, pero es del todo loable.

Con esto se terminaría la piratería desde la perspectiva del usuario de internet, que es a quien el ACTA pretende regular.  Todos los problemas de la piratería callejera y de distribución en grandes volumenes por fuera del internet, permanecería, pero como una problemática de regulación para los países, de supervisión, vigilancia y control en mercados físicos por las autoridades.

Con este sistema se garantizaría tanto la libertad de expresión en el internet como la justa paga para los títulares de derechos de autor.  Este cambio de modelo operativo es algo que ya comienza y que es apreciable a través de los sitios de internet de las cadenas televisivas, ya que transmiten en ciertas regiones su contenido por internet, después de que lo estrenan por televisión.  Por tanto la fusión de ambas tecnologías, con el pago de regalías por los usuarios, garantizarían el futuro de las comunicaciones y de los derechos de autor.

Por: Agustín Yáñez Figueroa @agusyanez

IT Legal Solutions, S.C. @itlegalmx