(Des)encriptando el futuro

Desde tiempos antiguos se han utilizado métodos para transmitir mensajes secretos que solamente receptores autorizados pueden leer. Esto se ha hecho para evitar que ciertas personas tengan acceso al contenido de esa información. Estos mensajes requieren de un código que ayude a descifrarlos. Esta ha sido práctica común en las actividades del gobierno y de cualquier persona que ha buscado resguardar algún tipo de secreto.

En la era digital, la encriptación es un proceso de este tipo, mediante el cual un archivo o mensaje es codificado para su transmisión y almacenamiento, y que requiere de llaves para su apertura y lectura a través de sistemas informáticos.
Tras las revelaciones del espionaje mundial realizado por la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos filtradas por Edward Snowden hace un par de años, las grandes empresas tecnológicas decidieron mejorar sus sistemas para incorporar algún tipo de encriptación para crear mayor privacidad para sus usuarios, y de esta manera evitar el robo o acceso no autorizado de la información personal resguardada o transmitida a través del Internet. Las grandes empresas tecnológicas consideraron que esto haría más atractivos a sus productos al ofrecer mecanismos de protección contra terceros (incluyendo el espionaje de gobiernos).

Cada vez un número mayor de productos y servicios ofrecen la encriptación: Los sistemas operativos de Apple y Google ya están encriptados; Facebook ya encriptó Whatsapp que es uno de los sistemas de comunicación más utilizados en el mundo; hay almacenamiento en línea, redes privadas y proveedores de correo encriptados; lo cual demuestra que la tendencia de la industria serán los sistemas que protejan cada vez más la información del usuario.

Indudablemente esto no es del agrado de los gobiernos, particularmente Estados Unidos ha enfrentado frontalmente a la privacidad dentro de la tecnología. Bajo el pretexto de la seguridad nacional, han intentado que las empresas tecnológicas les entreguen las llaves de su encriptación. Hay un caso famoso de un atentado en San Bernardino, California, donde el FBI exigía por medio de un juez que Apple desarrollara alguna manera para penetrar en el Iphone 5C del culpable del atentado: El problema del FBI era que solamente tenían 10 intentos para descifrar la clave de acceso al teléfono, y de fallar, se borraría toda la información del teléfono. Cuando Apple se negó a entregar este acceso al FBI, el cual ni siquiera existe, se volvió evidente que una larga guerra por la seguridad había comenzado:

Esta guerra tiene de un lado al individuo y sus aparatos tecnológicos. De acuerdo con los tratados internacionales de Derechos Humanos, y derivado de los criterios de los Comités de las Naciones Unidas sobre este tema, toda persona tiene derecho a la privacidad y la intimidad. Esta persona tiene que ser respetada en su cuerpo, espacio e información. Los Derechos Humanos garantizan que la información de cualquier persona debe ser protegida como parte de su ser.

El enfrentamiento tiene como contraparte a los gobiernos que justifican la intromisión, intercepción de datos, y violación a la privacidad tecnológica, con el sustento de que lo hacen para garantizar el bien común. Han existido inclusive intentos por crear leyes que prohíban la encriptación. Sin ella, es fácil rastrear y escuchar las conversaciones y leer la información de la persona en cualquiera de sus dispositivos tecnológicos de comunicaciones.
El FBI pagó más de un millón de dólares para que una empresa tecnológica lograra el acceso al Iphone de San Bernardino. Lo curioso es que la técnica utilizada para abrir dicho teléfono, solamente funciona para ese tipo de aparato y no para otros más nuevos.

El crimen se beneficia de la falta de encriptación y de las fallas de seguridad en los sistemas para robar la información de las personas para obtener acceso a sus identidades, cuentas bancarias y documentos personales. Por ello, todo sistema que quebranté la seguridad no sólo beneficia a los gobiernos, también a los criminales.

En razón de lo anterior es que queda vigente otra de las realidades de la Era Digital que muchas personas aún no entienden: Pretender regular al Internet a través de leyes del mundo análogo (predigital) no funciona. Cada prohibición dentro de las leyes será superado por algún nuevo mecanismo tecnológico, y por tanto, estarán las leyes un paso atrás de la tecnología, mientras no se cambie la forma de abordar al Internet y su regulación.

Para el usuario la encriptación hace más difícil que le roben, es como poner un candado al volante de un automóvil: Sin lugar a duda un ladrón de autos podrá superar el candado, pero probablemente funcionará para disuadirlo de intentar robar el carro. Un ladrón de información se encontraría con la misma problemática ante la encriptación.

Sin embargo siempre es recomendable cuidar contraseñas, no abrir archivos extraños, tener programas antivirus, y tener cuidado con lo que hacemos dentro del Internet, ya que hay criminales que instalan programas que actúan por dentro de nuestros aparatos buscando robar nuestra información. Entender esta lucha es importante ya que si se logra desencriptar el futuro, el mundo vivirá la realidad del libro “1984” de George Orwell, en donde el Estado podrá vigilar a las personas, expulsando la privacidad de la sociedad humana.

Por: Agustín Yáñez Figueroa @agusyanez

IT Legal Solutions, S.C. @itlegalmx

Originalmente publicado en la Revista Cream www.cream.mx